jueves, diciembre 07, 2006

LA MIRADA DE PODER



Cuento Sufí. (Anónimo)



A un derviche, que había estudiado a los pies de un gran maestro Sufí, se le dijo que perfeccionara su conocimiento del ejercicio de sensación, y luego que regresara a su maestro por más instrucciones. Se retiró al bosque y se concentró
sobre meditaciones internas con gran fuerza y aplicación que casi nada le podía perturbar.

Pero, sin embargo, no se concentró la suficiente sobre la necesidad de mantener todos sus objetivos juntos en su corazón, y su celo, por lograr perfeccionarse en el ejercicio, se hizo más fuerte que la resolución de regresar a la escuela de
donde había. sido mandado a meditar.

Y así fue que, un día, mientras se concentraba sobre su yo interno, escuchó un sonido. Enojado por esto, el derviche miró hacia arriba a las ramas de un árbol de donde parecía venir el sonido, y vio un pájaro. Cruzó su mente el pensa-
miento de que este pájaro no tenía ningún derecho de interrumpir los ejercicios de un hombre tan dedicado. Tan pronto concibió esta idea, el pájaro cayó muerto a sus pies.

Ahora, el derviche no estaba lo suficientemente avanzado en el camino Sufí para darse cuenta de que hay pruebas a lo largo de todo el sendero. Lo único que podía ver, en ese momento, era que había obtenido un poder que nunca había
tenido. El podía matar a un ser vivo; o, hasta podría ser, que el pájaro había muerto por alguna fuerza que no era suya, y todo por haber interrumpido sus devociones.
En verdad debo de ser un gran Sufí, pensó el derviche. Se levantó y comenzó a caminar hacia el pueblo más cercano.

Cuando llegó, vio una casa muy elegante y decidió pedir algo de comer. Cuando una mujer abrió la puerta, el derviche dijo:
Mujer, tráeme comida, pues soy un derviche avanzado, y hay mérito para aquellos que dan de comer a quienes están en el Camino.
Tan pronto pueda, reverendo Sabio, contestó la mujer, y desapareció hacia adentro.
Pero pasó bastante tiempo, y la mujer no regresaba. Cada momento que pasaba, el derviche se hacia más y más impaciente.
Cuando la mujer regresó, él le dijo: considerate con suerte de que yo no haya dirigido sobre ti el enojo del derviche, pues que no todos saben que mala-fortuna puede llegar por desobedecer a los Elegidos ?
La mala-fortuna en verdad puede llegar, al menos de que uno no pueda resistirla por medio de sus propias experiencias, dijo la mujer.
Cómo te atreves a contestarme así: gritó el derviche, Y que, en cualquier caso, que es lo que quieres decir ?
Yo sólo quiero decir, dijo la mujer, Que yo no soy un pájaro en el bosque.
Al oír estas palabras el derviche estaba azorado. Mi enojo no la está dañando, y hasta puede leer mis pensamientos, tartamudeó.
Y le rogó a la mujer que fuera su maestro. Si has desobedecido a tu maestro original, a mi también me fallarás, dijo la mujer. Bueno, por lo menos dígame cómo alcanzó una etapa de comprensión mucho más alta que la mía, preguntó
el derviche.

Obedeciendo a mi maestro. El me dijo que atendiera a sus enseñanzas y ejercicios cuando él me llamara; de otra forma que tenia que tomar mis tareas mundanas como mis ejercicios En esta forma, aunque no he oído de él en años,
mi vida interna se ha expandido constantemente, dándome tales poderes como los que has visto, y muchos más.

El derviche regresó a la tekkia de su maestro para recibir más enseñanza. El maestro sin dejarle discutir, solamente le dijo cuando apareció:
Ve y sirve, bajo las órdenes de cierto barrendero que limpiaba las calles en tal - y - cual ciudad. Como el derviche tenía en tan alta estima a su maestro, se fue a esa ciudad.
Pero cuando llegó al lugar donde trabajaba el barrendero, y lo vio parado, cubierto de mugre, se negó a acercársele y no pudo imaginarse como su sirviente.
Mientras estaba allí parado, y dudando, el barrendero dijo, llamándole por su nombre:

Lajaward: ¿Qué pájaro matarías hoy? Lajaward: ¿Qué mujer leería hoy tus pensamientos ? Lajaward: ¿Qué tarea repugnante te impondrá tu maestro mañana?
Lajaward le preguntó: ¿Cómo puede ver dentro de mi mente? ¿Cómo puede
hacer un barrendero cosas que hermitaños piadosos no pueden hacer? ¿Quién eres?
El barrendero dijo:
Algunos hermitaños piadosos pueden hacer estas cosas, pero no las hacen frente a ti, porque tienen otras cosas que hacer. Te parezco un barrendero porque esa es mi ocupación. Debido a que no te gusta la ocupación, no te gusta el hombre. Porque imaginas que la santidad es lavarse y postrarse y meditar, nunca la encontrarás.
Yo he obtenido mis actuales capacidades porque nunca pensé sobre la santidad!!!!
Yo pensé sólo sobre el deber. Cuando la gente te enseña a Servir, a servir a un maestro, o a servir a algo sagrado, te están enseñando a "servir", tonto!!!!

Todo lo que tu puedes ver es el "servicio al hombre", o "el servicio al templo". Puesto que no puedes concentrarte sobre "servir", estás perdido.

Y Lajaward, cuando pudo olvidar que era el sirviente de un barrendero, y se dio cuenta de que ser un sirviente era "servir", se convirtió en el que conocemos como el Iluminado, el Milagroso, el Perfumado Sheikh Abdurrazaq Lajawardi
de Badakhshan.




¡¡¡ Siempre dispuesto a servir !!!


Texto : “Anónimo – Sabiduria Sufí”.
Música e imagenes : Del disco “Ercan Irmak - Sufi Music of Turkiye – Dergah”

:: posted by giroaj, 12:50 a. m.

1 Comments:

Me ha conmovido la historia,
saludos de marvision
Blogger marvision, at jueves, diciembre 21, 2006 8:14:00 p. m.  

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